Raquel Garita

Huracanada

A una hora de su llegada. 

Ya me tiemblan las piernas. 

En su categoría es un 5, la más intensa. 

Mi desastre natural… 

Entra como un aire cálido y húmedo., me eleva hacia la superficie de su piel. 

Soy pequeña entre sus manos pero no le provoca compasión. 

Descuartiza cada rincón. 

Se transforma rápidamente. En intensidad, velocidad, tamaño… 

Es un remolino recorriendo todo mi cuerpo. Me provoca, me hunde en su boca, me entierra en su palpitar. 

Amenaza con dejarme sin aliento y yo que necesito correr de sus brazos, se los entrego para que me ate a su oscuridad. 

Me absorbe a su infierno, al ojo del remolino. 

Me ve indefensa pero no permite que me desarme, me dirige a su abismo para que mi fuerza se vuelva fuego. 

Esta tormenta ahora es una guerra. 

Sus manos destilan mi carmesí y mi furia se convierte en una explosión. En una lluvia torrencial. 

Que impotencia! No puedo correr. 

No me deja regresar. 

Le entrego completa mi desnudez para que me embauque salvajemente. 

Me deja revuelta y poseída. 

Aclamante de su caos.