Iris Ivette Campos

El poder de las palabras (reflexión)

 

Si quieres conocer a alguien solo basta con que escuches sus palabras.

 

 A menudo puedes desanimarte por algo que te dicen muchas personas, pero es irrelevante.

Sin embargo, cuando es tu propia familia, tu madre que es la que te engendró, sientes el poder de las palabras.

 

Nunca desafíes el poder de las palabras, a veces alguien se pregunta cuántos ancianos viviendo en las calles y abandonados por sus hijos.

Pero, te has preguntado ¿la influencia positiva que ellos tuvieron en sus hijos?  

 

Honrar significa valorarse y respetarse mutuamente en la familia.

Cuántas palabras y acciones negativas que han destruido a muchos hijos y padres. 

 

El poder de las palabras también ejerce una enorme influencia en la familia.

Cuántas expresiones como: Vete de la casa, ya es hora que te marches, ya a tu edad ya es tiempo que te vayas, tené tu propia casa para que pongás como querás, solo este dinero me das, este pinche dinero que me das, solo sos apariencia, no te quiero, etc.

Estas son algunas de las expresiones que en varias ocasiones se escuchan a diario en hogares, especialmente con origen religioso, donde se vive una vida aparentemente consagrada, pero con la ausencia de Dios.

 

No hace falta cantar bellos coros y hacerse notar en la comunidad para que digan que eres religioso cuando al corazón le hace falta precisamente la presencia de Dios.

 

 

Es tu testimonio y tus palabras los que mejor predican el mensaje de Cristo.

 

Fariseos hipócritas llamó Dios a quienes hacían de la religión una apariencia.

El poder de tus palabras salvan muchas vidas. 

Si quieres conocer a Dios, escucha sus palabras.

 

Iris Ivette Campos

El Salvador

23/08/2020