Sierdi

El filo de la vida

En una curiosa tienda, encontré un libro azul.

La tienda de Cedar era su nombre.

No era un lugar suntuoso, para el que no me entienda;

Inusitada presea para un ser llamado hombre.

Su magia la cobija su viajero entoldado de negro azabache.

 

Justo después del manto que cubre Su cámara.

Un solitario anaquel me miro sin querer.

Cansado de soportar un racimo de epítomes.

Arranqué de su vientre ese pequeño librito.

Sin mucho regodeo probé cada palabra de sus dulces hojas.

Hasta las mismas páginas digerí con la mesura del calor de las horas.

 

Les contare más acerca de este librito;

“El filo de la vida” titulaba.

 

El filo de la vida se pasea intranquilo por la puerta del abismo.

Si te abraza su pegajosa negrura.

Ni siquiera las cuerdas del más fino cáñamo te mostraran la salida.

O acaso planeas hollarla por los aires.

 

¡Recuerda…!

Los hombres más ricos y poderosos no lograron esquivarla:

 Lloraron Inconsolables  y se arrodillaron a ella.

 

El filo de la vida te reta a una inevitable prueba de gallardía.

Recordaras en un instante de que eres hombre.

Sin dudarlo invocaras a tu Dios olvidado.

El que no escribe… Escribirá de repente.

El que nunca ha pedido… clamará pidiendo auxilio.

Hermosas oraciones elevaras por los aires.

¡Qué osadía!

Con versos tan profundos y bellos…

Como declama el poeta.

¿…Y acaso no sabias orar?

Versos más por lo alto e inconmensurables que la cumbre del Everest.

El filo de la vida, tan callado, pero contundente, te despierta.

Como el pasar a escondidas de un río sin aguas. Cansado ya de recorrer.

Llama repentinamente a la lluvia para llevarse todo por delante.

Porqué claudicar y echar todo por la borda.

Recuerda;

Una oración, allana cualquier filo, para vencer y ganar la victoria.

Ningún filo es eterno.

Ni siquiera el filo de la vida.

 

Quien se sienta firme, busque un báculo antes que anochezca.

Porque el filo de la vida hace hocicar el más sabio en el resbaladizo fango.