Sixto Sanchez

EMBRUJO

 

No era aún la hora para tocar a su puerta

Pero toqué

Me abrió vestida con su orquesta de oropel.

 

Sabía también que acercarme no debía

Prohibido era acariciarle el rostro

Mis manos envueltas por las llamas fueron el precio.

 

Me lancé a su cuerpo embrujado

Cuanto habían hablado de él era verdad.

 

No puedo recordar ninguna de sus facciones

Lo que pasó después del primer beso

Sólo conservo flotando dentro de mi cabeza

La corona imperial de sus jadeos.