Alonso Moraga

Poema LXXII


El paisaje está pálido,
con ese color amargo
que apaga el suspiro,
y en noches vacías
arranca el dolor.

El árbol viejo languidece
entre el follaje verde
del verde jardín;
las aves no cantan,
y vuelan al viento
las hojas marchitas
y el polvo de abril.

Un niño llorando se viste de luto,
y lleva en sus manos un lirio de amor;
el niño llorando sin prisa se aleja
y el lirio en sus manos se apaga sin voz.

Está en la estancia el abuelo
soñando en el pasado arcano
de las noches sonoras
y su eterno jardín en flor.

El cielo está vacío y quieto
sobre un camino sin sol;
el aire está muy frío,
el alma está sin voz.