Roberto V

Era una tarde cualquiera

Era una tarde cualquiera
de un otoño plácido que
se negaba a dejar el estío
Se detuvo en una vidriera
tomó de su bolso un espejo
y cruzó sus mirada en la mía
Humedeció sus labios me
entregó una sonrisa
La tomé suavemente del
brazo y caminamos juntos
hasta el discreto hotel a unos
pasos
Sin palabras llegamos a la
habitación
- Sin compromisos esto es
hoy sin un mañana
Sus primeras palabras que
acepté sin hesitar
La desnudé con prisa como
si ese hoy fuera insuficiente
Aferrada a mi cuerpo desnudo
implacable en su demanda
Trepando como una hiedra
de mis rincones apoderada
me fue entregando los suyos
Nos dejamos vagar en los
cuerpos hasta el imperioso
requerimiento de lo sexos
de dar fin a la batalla entre
los sensibles rosados labios
que abiertos sus muslos me
entregaba
#PoetaUrbano