Freddy Kalvo

Subliminal

Ella goza, vive y comprende

que tersa yema de los dedos

la tocan llena de deseos

y su piel vibrando se enciende.

 

Disfruta y enloquece… espera

la hora de su mejor suspiro

que le acelera su latido

y lentamente desespera.

 

Sus fibras llenas de contento

vibran al ritmo de las manos

con sonoros cantos piulados

y el presagio de un sentimiento.

 

Su cuerpo perfecto y convexo

con una fisura en su vientre

provocando un ritmo congruente

moviendo agitado su plexo.

 

Con su mástil firme compensa

el sostén que afina la nota

que grabada luego se añora

con loca ansiedad muy intensa.

 

Y el chirrido de una cigarra

con algarabía en su canto

y con su tono corto o largo

dice: ¡qué hermosa la guitarra!