POEMA DE UN ENAMORADO
A SU AMADA
Si Dios me situó en tu camino,
es para ofrecerte mi amor,
para llevarte en lo más profundo de mi tonada.
No puede haber otro sentimiento más sincero
como el que siento por ti, mi piadosa flor,
no te imaginas cuanto te quiero, mi predilecta amada.
Emergiste cuando nació la primavera,
llegaste a mí, con una sonrisa tan sincera,
que, sin duda, ella me enamoró;
a un mundo diferente al mío, me trasladó.
En un puente, mi corazón en tus brazos, cayó,
y mis labios, tus húmedos y delicados pétalos, besó.
Desde ese momento que no olvido,
ocupaste un espacio dentro de mi corazón,
pero me pregunto: ¿Quién soy yo para estar contigo?
Si solo soy un hombre de los pocos que has conocido.
por eso en cada ósculo que te doy, te pido perdón,
por haber dejado todo, para estar conmigo.
Un cortés y dulce beso, pernocta en tu boca;
en tus pobladas pestañas, reposa una dócil rosa;
en tus tiernos luceros, naufraga una mirada llena de alegría;
en tus cabellos negros y crespos, reside una suave sinfonía;
en tus mejillas de querubín, ancla una linda poesía
y en tu mohín se delinea una encantadora sonrisa.
Ahora que los días han pasado,
me doy cuenta que de ti me he enamorado,
eternamente deseo que estés a mi lado,
y en estas jornadas que tanto te he pensado,
una inspiración de mi alma ha brotado,
en la cual profeso que siempre te he amado.
El poeta incaico
D.R.A