Eduh Siqueiros

Cuando la distancia crece

Amor, tu cuerpo, en el cuerpo de fémina
proyecta tu inocencia, en la pureza del ayer,
el lapso pueril en que el lúdico trance
de tus muecas justificaban la limpidez de tu tacto;
más en la relatividad del tiempo todo es huidizo
y así, la cariz de la inocencia quedó en el olvido,
y cuando la distancia crece, el alma se adolece…
perfeccionamos nuestras identidades,
-de garbo caballero y de reacia Reina-,
tú, siendo el amor, aceptaste la careta de los desiertos,
negándote al caótico misticismo que embelesa
a los sentidos, que seduce al pensamiento;
más así, como las hojas, entre los brazos del céfiro
se unifican, también las almas llegan al reencuentro,
revivificándose en el ardor emergente desde el interior
llameante del paroxismo … aguardan siempre el momento
a sabiendas que acaecerá la consumación en el tiempo.