A. Martinez

De mi para ti

 

Junto a ésta oración,
aunque sin gritos,
va sujeto tu nombre,
un pensamiento,
un verso,
una filosa espada
contra la rutina,
el saludo que se muere
si se enfría.

 

Tan lejos del alboroto
que causa tu mirada,
los suspiros cristalizan
sin romperse,
y el día se condensa
entre estos
desarropados dedos,
mientas la mía
sólo piensa en tu boca.

 

Te envío una llamada
dónde lo callo todo,
para que nadie lo escuche,
tenue rumor valiente,
que cuando te encuentre,
alzará sus ojos
frente a tus asombroso,
para decirte sin angustias,
pero sobresaltado,
cuánto te ando extrañando.

 

Eduardo A. Bello Martinez
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