Alonso Moraga

Fantasía de Agosto

A Hellen Blass...

¡Oh aurora de mi sueño,

de mi dulce fantasía,

decid al labio tu alegría,

alegre labio, con empeño!

 

Clavad tus ojos vigorosos

en los míos encendidos,

—para amores distraídos —;

posad tus ojos hermosos.

 

Tocad con tus manos

mis manos a través del cristal,

y atad tu pasión celestial

a la pasión mía con los ufanos

recuerdos del alma, lejanos

al pecado, la muerte, el mal.

 

Unid a mis manos tu corazón

sincero, tu corazón amado,

y con el amor creado

hagamos melodía de pasión.

 

Paseemos por las calles tranquilas,

y de las calles, en cada giro,

ahoguemos el callado suspiro

con los labios, y el corazón con esquilas.

 

Y si del amor hondo cielo

se crea por alma,

amada, mantén la calma:

¡recordad que sólo es el anhelo!

 

¡Oh el gran anhelo,

la gran quietud que domina

las dos almas, que camina

en el corazón sin recelo!

 

¡Ah, la vastedad y el misterio,

la dicha y la inocencia

de tu profunda creencia

en el amor de grato salterio!

¡Sabedlo: mi humilde dicterio

es la voz más profunda,

amada, del amor sincero,

de mi alma rubicunda,

para el corazón que quiero!