Ellie Woonlon

Poema a la despedida de Laura

¡Vengan corceles de entre la bruma!

Vengan a llevársela al paraíso;

cardíaco dolor sufre esta exalumna,

llora su muerte conocida que la quiso.

 

De esa noche a la tarde del domingo,

ninguno se dormirá sin gota de amargura.

Llora una familia el delantal de tu cariño;

llora una escuela tu ternura.

 

Partiste entre el silencio, a los cincuenta y pico;

el sábado se anunció tu sepultura.

Llora el atardecer conmigo,

lloran tus hijos y tu nieto sin mesura.

 

Tus últimas esperanzas estuvieron,

nefastos nervios y operaron el intestino;

Anestecia inmunda; ¡ay!, siempre que recuerdo, 

te veo de pie llevando el té y mate cocido.

 

Te tapabas la cara al reír,

entre cabellos rojos parecidos a peluca,

y que nunca filtrabas un chiste sinvergüenza;

lloran los niños sin tu alma de regaliz,

y llora el carrito de la merienda.