Ivón Arce García

CUERNAVACA QUERIDA

Nací bajo las sombras de las bugambilias rojas

en el suelo amarillo pulido por el sudor de mis ancestros

bendecida por el ramaje de sangre mestiza

deliberando con mi piel castaña y mis ojos negros

Cuernavaca querida, mi devastada y bella Cuernavaca

yo te amo, mi tierra de fértiles climas, ¡Bendita!

 

Aprisioné sedienta las sonrisas de tus verdes follajes

bañados de sol y de agonía, de libertad y de luna.

Sé que algún día guardaré esa imagen

cuando el sepulcro quede abierto y aun te contemple

porque aunque la vista opaca, te veré tierra mía

que me diste sombra, ante el entusiasmo… de nuestro amoroso, encantador y ensoñador, señor sol,

convertiste las veredas angostas en bellos caminos.

 

¡Y pienso en ti!, mi bella Cuernavaca

siento ese placentero imán que me goza desde el centro

cuando mis pasos ciegos salen danzando por un día

ese imán me trae a ti, por ello sé que aquí moriré

con el encanto de aurora, o el apasionado ocaso

cuando te pienso, siento que empiezo a vivir

y me olvido de mi lenta agonía.

 

Hoy cenaré las sonrisas de la aventura

verteré en mi garganta un puñado de besos y de lunas

llenaré con aire y viento, con flores silvestres mi alcoba

la ventana abierta, el sol jugando a esconderse

la luna preparando el lecho, donde habré de descansar.

Me siento tan feliz cuando mis pasos cruzan tu umbral

tan dichosa como el agua traviesa de tu manantial.

 

 

Nací bajo las encantadoras bugambilias rojas

en el fresco de una mañana de agosto, a las 3 horas ciegas

con el arrullo del silencio, que siseaba y no paraba

entre un vientre lisonjero, y unas manos ingratas

pasé a otras manos y luego a otras, por fin

¡Me adoptaste tú mi tierra bella!, me diste tu apellido

se llama vida, infancia, adolescencia y plenitud.

 

¡Hoy! no hay estragos, pero me preparo el buen camino

he encontrado la esperanza en el azul del cielo

¡Hoy! es mi momento para preparar el terreno

donde descansará mi cuerpo con el aroma materno

y buscaré el balbuceo de la inocencia escondida

no hubo pilares que condujeran mi camino

pero estoy lista, para el incendio de mi otra vida.

 

¡Gracias mi Cuernavaca, Querida!.

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