Tezla Abastida

Mortal e imperfecta   

 

 

El lienzo de flores marchitas

germinaban todavía paraísos en su pecho.

¿No eran cuentos? Los caminos de sus curvas,

más benditas que malditas…

Con el tiempo.

 

Mortal e imperfecta,

quitaba la estaca de su agonía

todos los días, buscando una salida…

Pero aturdida por las cortinas,

tan insegura, tan confundida…

Llenaba de humo su convicción.

 

En alboradas agridulces

curtía con lágrimas todos sus credos,

vestía de negro sus pensamientos,

hacía de un arte todo el dolor.

Tenía una flama,

la muy “culpable” se confesó.

Como profeta que por su cuerpo,

como un Adonis que por su fuego,

bramaba yo.

 

 

Por: Tezla Abastida

15/03/2017

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