Te amaré hasta verdecer los campos, entre flores silvestres y dorado vuelo de palomas.
El dia es el vuelo de la golondrina.
A lo lejos, la mano del Gran Pintor del Universo, traza la vereda para, otra vez, volver a sucedernos.
En el mar, al otro lado del desierto, los pescadores lanzan la atarraya y en el corazón del mar cosechan ilusiones.
De este lado del desierto, en el oasis de La Pascua, tus palabras zurcen las flores de recuerdos.
Y el Órgano de Notre Dame, vuelve a emitir sus notas y las campanas de Paris engalanan el Cielo con tu nombre.
Aquí te espero, entre los zarzales de mis sueños y el dulce nombre de tu aliento.