Sierdi

Una plegaria a Dios

 

 

Buscó un callado poeta, como potenciar…

Sus ingrávidos versos;

 

Su corazón se detuvo para meditar.

Porqué en su árido papel…

Ya no germinaba el más mínimo sentimiento.

El hambriento horizonte devoraba los días con afán.

Desahuciados escritos fueron sepultados en el vacío.

 

¡Oh, cabizbajos alaridos; levántense con caricias y aromas!

Con su flama animen la felonía de las encerradas almas.

Abran las luceras del reseco pecho, que por la nueva inspiración clama.

 

Quien dijo que el poeta angustiado no llora.

Aunque las letras hablan atreves de él.

Si no trasmiten su sentimiento;

El afligido…

 A Dios implora.

                                                          

El blanco papel, tan virgen como solitario, espera en el oscuro cuarto.

Con las ansias de ser amancillado por la lúcida pluma que extenderá su fragante tinta,

por el extenso valle blanco.

 

Escogiste de la mejor moldeable arcilla de tu era.

Para darme facciones únicas para que las luciera.

Te inspiraste en tu sonrisa para hacerme sonreír.

Me has moldeado perfecto;

 

Has creado un arquitecto de placenteros sentimientos, para recrear los hombres.

Floreaste mi corazón con las delicias de tu perfección.

Con inesperadas  borrascas, tifones  y una serenidad increíble.

Y para no olvidarlo todo…

Me enseñaste a esculpirla dentro de las almas, con algo hermosísimo…

Llamado poesía.

 

Laureles celestiales engalanan.

La  valentía que me diste. 

Con irisados vestidos de placentero gozo.

En tu obra conmovedora lloro…

Pero de alegría.

Avivas mi fardo corazón de humilde poeta.

 

Los  apocados días se vuelven eternos…

Cuando no me asistes.

Con el delicioso aroma que brota de tus labios.

 

En mi corazón…

Ya no habrá enclenques versos de incredulidad.

Respiro el fragante aliento de fe y felicidad.

Como delicioso y abundante pábulo de vida.

Me has dado una ruta fiel y segura para seguir tu camino.

Ya no habrá fallidos pasos, para llegar a tu preciosísimo aposento.

 

Cuando las palabras bellas iluminan la belleza…

Has bendecido al poeta.

 

Gracias mi Dios.