Lucy Quaglia

Mañana, mañana mismo

Mañana, mañana mismo

me pongo a contar ovejas,

me inscribo en algún registro,

me consigo una licencia,

me voy a pasear a China,

a Tailandia y al Japón,

me guardo en el pasaporte

el boleto del avión,

buscando la ventanilla

para mirar el paisaje

donde vamos a llegar

después de dar muchas vueltas

y poder aterrizar.

 

Mañana desde temprano

me pondré bastante crema

para arreglarme la cara,

para sentirme mejor,

sin pensar en estos huesos

que van llevando despacio

mi cuerpo todo torcido

por las montañas y llanos,

los mares, las cordilleras,

las ruinas del altiplano,

las ciudades sin laderas,

los puertos con las banderas,

las tragedias, las carreras,

viviendo solo el momento.

 

Firuletes coloridos

con zambas comprometidas,

la alegría de la salsa,

con milongas y comparsas,

fantasía contagiosa

de sentirme realizada

aunque deje los jirones

de la piel en las estacas

con los pinches en las púas

de los alambres que atacan.