Carlos Hector Alvarez

La vida es bella

Al responder con un si

a la propuesta de hacer mío tu corazón

me envolviste en un ciclón

de amor, de insania y frenesí.

Mi vida navegaba en negras nubes

de fría soledad, y de angustia,

era tanta mi desesperación

que me llevó a pensar en lo peor

Te vi, me enamoré

y sin saber tu nombre,

desesperado y ansioso me declaré,

porque presentí en ti mi salvación.

Fue como ver sobre las olas

esa tabla bendita que tanto anhela

el náufrago en el mar.

No sé qué viste en mí, al aceptar,

quizás mi corazón al asaltar al tuyo,

lo despertó de su letargo

o fue el abrazo el encargado

de hundirnos en el bálsamo

que nos curó a los dos.

Bendita la vida que nos pone tristes

para devolvernos la alegría en un instante

al saber que no estamos solos

en este mundo cruel y cambiante.

El amor es el torbellino

que te saca de un pozo de amargura

para llevarte a conocer la cumbre

donde reinan los cantos y los trinos

que nacen del regocijo y la locura.

Bienvenido el sentimiento

que te lleva de la quietud de la soledad

a poner el corazón en movimiento

frente a la tentación y la felicidad.