La noche amordaza al caos y se envuelve en su mutismo y en un cismo los pensamientos forjan
mundos, todo pasa, se crean castillos de sentimientos, soñando, soñando, soñando…; en la
entrega el alma extasiada hace el amor sobre la albura del papel musitando versos, en la soberanía
de la calma hecha flor.
Cada frase que la noche embelesada calla, el corazón en sus pulsaciones la plasma con el color
carmesí de su consistencia, yergue la benevolencia y es posible hacer el amor más allá del tiempo
y del espacio, en un adagio de sonoridades supranaturales…; exaltaciones emergentes de pasional
espíritu, con el poder de la mente, es así que sueña y crea mundos alternos donde todo es posible,
donde los amantes se toman de la mano y vuelan sobre reinos que al planear van creando.
Es más vibrante el cántico de la silente expresión del alma, que bajo el manto nocturno derrama
sobre planicies y veredas de ensoñación iridiscentes, las expresiones dejan sus crisálidas para
posar sobre los pétalos de las flores, y el centro vital del amante, envuelto en su misticismo vierte
en cada frase todo el amor naciente de sí mismo.