Eduh Siqueiros

Hilo conductor

Es tan vívida tu refulgencia
las veces que eres un caracol en mi piel,
tus párpados henchidos de fervor
en su vigencia me acechan,
soy yo un galgo, perro leal,
can de las calles de tu suburbio;
te has vestido en el éter de mi espacio
con atavió de prohibición,
y el íncubo se me aparece
a medio tiempo de la noche,
y con las poses de mis labios
-avezados a oraciones-
beso al diablo;
desde mi cuerpo de terrón
hacia el tuyo,
se traspasan sentimientos,
elucubraciones…
un hilo conductor idealizado
con la materia de tu alma etérea;
es fatídico el mutismo de mi penitencia,
sin expresiones ni lamentaciones;
¿qué perciben tus oídos?,
nada de lo que pueda oír una virgen,
mi alma se abate en la concupiscencia
pues mi oraciones he anulado.