Norma Cabello

VIAJE ANTES DE DORMIR

VIAJE ANTES DE DORMIR

Tome un pequeño libro que por cierto aún no he terminado de leer; corrían mas o menos las 11.30 de la noche, y  mi  cansancio fue poco a poco apoderándose de mi  ser.   Y me dije!  Que hago aquí si este cuerpo me pide descanso.  Vote el libro sobre el  pequeño buro que yace a un lado de mi cabecera. Y Acudí a cepillarme los dientes, mi cuerpo parecía un pesado bulto difícil de mover.  Los gritos salían de interior suplicando ¡  recuéstate sobre tu  lecho y empieza a soñar.

 

Tranquilmente me solte  y bajo las mantas de  mi lecho,,  apagué   esa  pequeña  lamparilla que solo encandilaba la habitación.  Fue así que  empezó  la gran  aventura hacia mi interior.

 

El vuelo estaba por despegar; y el destino bien definido.  De pronto mi alma  al verse libre salió disparada por una pequeña rendijila ,  que mi  mente  distraída la había  olvidado.

 

El vuelo estaba en suave equilibrio, mis alas volaban  casi sin parpadear,  Mi alma respiraba la delicada brisa de la libertad. 

 

Fúe así que inicio el viaje hacia mi yo, escudriñando cada peldaño de mi existir, logrando verme aterrizar y entrar en ese gran portal de mi hermosa casa de color blanco, con enmarcado de ladrillos oscuros en su fachada., y piso color terracota.

 

La gran puerta se abrió para invitarme a pasar, y tímidamente entre en ella, sintiendo que mi corazón lloraba de tristeza y mis ojos recorrieron cada uno de los rincones, viendo esos lindos maceteros con flores colgantes,  que mi madre cariñosamente cuidaba.

 

Me dirigi a la gran sala, aún recuerdo su color grisáceo y sus sillas de madera antigua y olorosa, como olvidar esos domingos  de  misa , que mi madre me preparaba el baño calientito, con esos enormes leños encendidos .   Y no podía faltar mi pequeña cama, suave y siempre invitándome a soñar sobre ella.

 

Al final del recorrido,  me llegarón esos ricos olores que despertaron   mi alegría de niña , olores de sopa caliente y café de la olla, acompañados de un crujiente pan  y  la mirada de mi madre contemplando mi pequeña figurita.  

 

Fue así que al recorrer el camino de mi pasado, mi alma entro en sociego, retomando nuevamente al transporte que habría de regrésame a casa, hacia el hoy.

 

Mi llegada fue tranquila y sin incidencias, mi alma ya contenta y satisfecha por el viaje, se volvió a recoger dentro de mi cuerpo y cansada se quedo dormida.