LocaPsicotica

Memorias

“La única diferencia entre un loco y yo, es que el loco cree que no lo está, mientras yo sé que lo estoy.”
Salvador Dalí.

Lo recuerdo desde siempre, tenía dos años cuando conocí a Collins, era muy tierno, jugábamos todas las tardes a escribir cuentos y poesías, era el mejor amigo que pude tener. Pero luego se fue.
Tengo cuatro años, ahora tengo dos lindas amigas: Kathy, la que me induce a hacer el mal a los demás y Natalia, la que me enseña que debo ser buena hermana. Una me dice que raye las paredes, la otra me dice que las lave. Fuimos amigas hasta los seis años. También se fueron.
Tengo diez años, ahora poseo a un gran amigo, él es como mi ángel guardián, me acompaña y me protege en todo momento. Si me preguntan por su nombre, la verdad es que no lo sé, él me dice que no tiene y que no le gustaría tener uno porque no son de su agrado.
Ahora, tengo 19 años y aún conservo a mi mejor amigo, aunque me preocupa que yo ya esté creciendo y que él continúe con la misma edad. Le he vuelto a preguntar cómo se llama y me dice que no le gustan los nombres. ¡Éste chico sí es raro! Siempre me acompaña a la universidad, caminamos juntos de la mano y en las noches me acurruco junto a él.
¿Saben qué es lo más extraño de todo esto?
Que a todos los amigos que he tenido, únicamente, los puedo ver yo.