Bolívar Delgado Arce

           RETROCESO

En desenfrenado cielo se mueven los astros

y desborda el agua mustia en todos sus estados.

 

La cantera de colores crepita por doquiera

en todas las flores; devasta las nubes

y el horizonte, el ímpetu del viento.

 

Trueca el sol la sombra tenebrosa y antigua

con su daga afilada de luz y llamaradas.

 

Ebrios los caminos se balancean

al compás de huellas y estaciones

de viandantes, tránsfugas escarlatas.

 

Nimban las nubes multiformes a otros cielos

sin color, banderas o ilegales pasaportes.

 

Pantagruel de jade, coloso de espuma y barro,

implacable cercena trigales y cardúmenes

en su paso voraz hacia el vacío.

 

Los arcos de la burda armería de Oriente

y occidente, vivencian su agonía y su muerte.

 

Todo es puntual y confidentemente estrangulado

por un hilo que alambica los sentidos

de ellos, de todos en la terrible esfera.

 

No hay espacio ya para un copo de nieve parecido

sobre la sabana salobre y de antiguas esperanzas.

 

No ha de atardecer más entre los troncos

que velan su lugar en noches estrelladas

en la abigarrada sombra de rostros y fantasmas.

 

Ha de ser el coloquio de búhos, halcones y de hadas

el llanto mejor, o el eco interminable de la espera.

 

Claro que ha de brillar la luz en las áureas valijas

de quienes escogieron ser muertos de oro, pero

arcángeles del sigilo implacable de la podre.

 

El borde del abismo se desploma ante los ojos

en los ojos y en las manos de sus cómplices y autores.

 

La multitud se mueve en sus vórtices negros,

roto el maleficio de ser vino, carne y hojarasca

quiebra su barra, su canto y su alforja.

 

El astro más alto es el plato donde queda,

donde ha de quedar su insignia insepulta.

 

El sueño que no salió de su mente hablará

de que no estuvo, de que no fue, de que llegará

un día a ser nada, como al principio: nada.

 

Y así, unos ojos anhelantes, traicioneros, traicionados

han de acabar trasuntando amaneceres

que no llegarán nunca a estaciones que no existen.

 

Bolívar Delgado Arce