david valencia tobon

El encuentro, es un desencuentro

 

¿Qué harán ahora?

¡Cómo se acariciarán en este instante!

Dos cuerpos aturdidos de verse,

hace unas horas había un extrañarse entre ellos.

Mirándose como un par de desconocidos

¿Cada uno, en dónde estuvo antes,

en qué paisajes, en qué puertos?

¡Cómo le hacen ahora para reconocerse,

después de tantos años!

 

Hay caricias sintiéndose distintas,

bocas buscando huellas de un beso o por lo menos,

un signo imborrable de lo sentido, que alguna vez fue.

El último eslabón de un viejo amor.

Sus lenguas saben a zumo fermentado de uva dulce

y la caricia, a humedad de invierno.

Hay un beso a otro ritmo,

una caricia acompasado a destiempo.

 

Dos cuerpos encontrándose,

es un desencuentro de miradas,

tacto, sabor, palabra.

 

Después de tanto tiempo,

encontrarse lejos de cotidianidades de cada uno.

Abrazándose como extraños, temblando.

 

Allí, el verse, en el instante de palparse

en un acto de consentirse, en un instante de plática.

 

Con sus pieles longevas, almas en extremo lánguidas.