Alexander Vortice

LA SOMBRA FINAL

LAS campanas repicaron más de 13 veces

cuando el niño que no deseó ser hombre adulto

arañó el muro de la penetrante hipocresía.

 

Una sombra se dejó ver a medianoche;

alguien vociferó términos de revolución,

algunos pastores de hombres dijeron “basta”,

y la bondad se hizo silencio

de malestares y desfallecimientos;

 

mas el niño aquel no musitó nada para sí

únicamente asimiló la velada situación,

como el que besa la frente

de su amada difunta, gélida, marchita

y demasiado muerta para el mundo.

 

Las campanas repicaron más de 13 veces

justo antes de que llegase

la sombra final.