Freddy Kalvo

87 años

Cuánto me dolió el alma perderla

sabiendo que ya no volvería,

pensando que eterna dormiría

para nunca más volver a verla.

¿Y cómo a la vida devolverla?

preguntaba el corazón contrito,

si el morir nunca estará prescrito

por ser natural perdurará,

pero el corazón recordará

que en el alma su nombre está escrito.

 

Cuánta ternura había en sus manos

y cuántas sonrisas compartidas,

dejando muchas caras teñidas

con amores suyos tan humanos.

Recuerdos hoy tengo tan cercanos

de su gracia y de sus carcajadas,

que en las tantas historias contadas

sus ojos brillaban de alegría,

¡Adiós dolor y melancolía!

pese a tantas batallas luchadas.

 

Hoy estaríamos celebrándote

tus ochenta y siete años de vida,

de no haber sido por tu partida

estaríamos madre abrazándote.

Pero en tu sepulcro recordándote

te pondré un ramo de rosas blancas,

recordando tus palabras francas

que guían pasos al caminar,

fruto que nadie puede quitar

ni estropear o poner retrancas.