EHUR OHR

Resignado...

Tú eres todo lo que tengo...
y estas lejos.
No hay manera de ir por ti,
de arrimarme a tu distancia,
de viajar hasta tu cielo,
y contemplarte desde ahí,
y sentir que sigo siendo…
una parte de tu vida.
Te confieso…
ya no puedo batallar con la agonía de tu ausencia.
Me deje ganar del dolor de tu partida.
Me he encerrado en el silencio.
Decidí desaparecer en mi destierro,
y he creado un submundo de ilusiones…
habitado por la luz de tus recuerdos.
Me contento con pensar
que tal vez también me extrañas.
Cuantas noches yo soñé con tu regreso,
me cansé de buscarte en el pasado.
Cada albor de un nuevo día me mentía,
suponía que acababa mi tormento,
que era el fin de esta angustiosa pesadilla.
No fue así,
sigues lejos de mi mundo,
suspendida en la memoria,
pero anclada al corazón…
como aquel confuso día de tu adiós.
Hoy,
cada noche como un rito…
alzo al cielo la mirada,
y escudriño en las estrellas a una de ellas,
la más brillante. Eres tú.
Yo no sé si he llegado a resignarme,
pues no quiero enloquecer en el olvido.
Me conformo con saber que coincidimos,
de cuando en cuando,
en el mismo sentimiento emocionado.