Rasgos del Corazón
Inhabitado corazón y que deshaces en mí los latidos,
cuando me amas más y más como en lo más placentero...,
del camino a ciegas del destino y del frío comienzo,
¡oh, desanima mi voluntad en hacer creer en el amor!,
sin prontitud y sin ninguna atracción,
¡ven y anda!,
¡ven y atrapa!,
¡ven y ata!,
¡ven y ama!,
a mi corazón de tiempo y de suspiros,
llenos de temores inciertos como el desdén,
cuando en mí sientan las palpitaciones tan frías y desoladas,
que desparramas en mí la sola soledad,
¡ven y acariciame!,
¡ven y entrégate!,
¡ven y ayúdame!,
¡ven y perdóname!,
que no somos reloj ni tiempo,
no hay tiempo para estar solos,
sino en constante serenidad,
por un sólo amor que derramas aquí en mi mesa,
toda la sal del porvenir a ciegas y del mar constante,
son esos rasgos del corazón que me atrapan desde el principio,
cuando en el abismo crees que soy demasiado cortesano,
cuando soy como el ave o como el pájaro azul,
¡ven y fatiga!,
¡ven y estira!,
¡ven y relaja!,
¡ven y liga!,
a mi alma de luz de la de verdad cuando en el final,
se atrapa el desliz de un mal corazón que no sabe amar,
cuando en el infeliz momento no se detiene ni un segundo,
en ser a conciencia lo que por error se obtiene del latir,
y del mismo corazón por amar lo mismo,
a un solo corazón con o sin rasgos del corazón sin tiempo ni horas pertinentes,
que comienzan a descifrar lo que con recelos se ama aquí,
a un sólo corazón… en el mismo corazón…