Benjamín Díaz Castañeda

NUESTRO PRIMER BESO

 

Acercaré mis labios a los tuyos,
los rozaré, primero, sin apuro,
para entregarte un beso casto y puro,
muy dulce y silencioso, sin murmullos.

Te rendirás a mí libre de orgullos,
dejarás caer el inmenso muro
para encarnar en mí bajo el conjuro
de tus labios abiertos en capullos.

Te sentirás como una adolescente
a quien jamás le pasó por su mente
que gustaría un beso hecho en fuego.

Será un beso íntimo, tuyo y mío,
sereno y apacible como un río,
alegre y travieso como un juego.