ceam

nocturno IV

Salgo al jardín a la hora más silenciosa

del beso con la noche

y allí está ella: la bruja milenaria;

sonriendo seductora

sobre una infinita alfombra de diamantes.

    ¡ Oh paraíso nocturno; circundante quietud

que conmueves los espíritus!

   Es aquí afuera donde puedo

aspirar el hálito del mundo,

tenue y delicado,

que sumerge mi ser

en aromas de eternidad.

   Arriba, los gigantes siderales

describen su infinita ruta

en compacta y perfecta

armonía nocturna.

   Mi corazón se regocija

con la danza de la noche

y confía sus secretos

a las ninfas selenitas.

   Ellas me dedican con ardor

su exótica danza del vientre.

   ¡ Oh dulces bailarinas…

que deliciosas sois y qué delicadas!..

   ¡ Dios… que balanceos de caderas                                     

y senos virginales

bajo velos de plata!

   ¡ Oh instantes divinos

de sin igual contemplación!..