Gabriel Espinoza

Pánico

Veneno que ingresa repentino,

tajante como fuego avivado,

mordiendo garganta con sigilo

y dejando un pecho amordazado.

 

Desde la cabeza este desciende,

cuan torrente que ferozmente baja,

desembocando miedos en el vientre

que poco a poco se hincha y se raja.

 

Ansias que secuestran el respiro

cuando intentaba beber la calma

que le despojaron sin permiso,

colocando el futuro de enjalma.

 

Sofoca desde adentro hacia afuera,

y desde afuera corta los latidos

que por dentro el corazón ya sin fuerzas

prefiere abandonarlos tan heridos.

 

Que ataque tan brutal, desmedido,

que frialdad de mi mente traidora,

de dispararme desprevenido

ideas negras como la pólvora.

 

Y este granizo aniquilador

que perfora mi techo resignado

a dejarse inundar por el temor

a vísperas de un mañana negado.