Alberto Diago

DOLOR DE PARTO

Llega gimiendo una mujer

a la blanca galería

en donde confluyen a la vez

la muerte y la hermosa vida,

un ángel vestido de blanco

la ingresa con apuro en un cuarto,

sigue gimiendo la mujer

... tiene dolores de parto.

 

Un médico de noble apellido

se apresta a atenderla en el acto,

es novel en éstas cuestiones,

... son las tres menos cuarto.

Pasan algunas horas,

el proceso no tiene adelanto,

no es bueno para el nuevo ser 

que su parto demore tanto.

 

El médico, como la madre,

sufre con la lentitud del parto:

¡ nace ahora, nace ahora !

esperamos ansiosos tu llanto.

La mujer le cuestiona al galeno

el por qué duele tanto dar vida,

y éste le recuerda enseguida

que dolerá aún más la partida.

 

Y al fin, tras pujos y horas 

un pequeño, a la vida, despierta;

y la madre que antes se quejaba

¡ transformó sus dolores en fiesta !

Y el médico, con elogios a cuestas,

humildemente se retira... y piensa:

que de todos los posibles dolores 

el del parto... ¡ tiene recompensa !

 

xE.C.