Garvel

Hambre

Hambre 

 

Tengo hambre, no del mundo ni de victorias,

hambre común, de esa que se siente a medio día,

o de la que se queda en la casa cuando no hay nadie,

 

Es hambre con odio, no el odio de la traición,

sino hambre dulce, hambre preñada en el estómago,

hambre, como la que pega en la madrugada,

cuando ya ha pasado el relajo y los tragos, y

 sólo se escucha la sirena deambular, y llena de hambre.

 

Hambre como la que tienen los perros velando en las

 carnicerías, esperando que les tiren un hueso,

hambre que me posee, como el zopilote posee la carroña.

Así tan sucia y pura es mi hambre, como castigo divino.

 

Es el hambre que se siente cuando uno a solas piensa

 en una mujer, o en la madre que lo pario, pero igual es hambre,

 perturbador el vacío de no comer, es un manjar de masoquismo,

es hambre joroba de picudas uñas, de vasos vacíos

 

No es ningún antojo, es hambre y las moscas lo ven en su bochorno.

Es hambre tierna de pocas incomodidades, hambre que se calma con un bocado de ella,

de mi vieja cuando me dice; vení a la mesa conmigo…