Marlon Cruz

RUTIDIANIDAD

La rutidianidad es levantarse somnoliento, a la hora de siempre, de un sueño profundo o de alguna pesadilla, ducharse en la ducha, vestirse en el vestidor, tomarse el café en el desayunador, comportarse en masa, regresarse a casa, evadirse en las redes asociales, y dormirse cuando llegue la hora de dormir.

Al día siguiente, lo mismo, y al siguiente día, lo mismo, y así, sucesivamente lo mismo.

El ser y el no ser, son sólo letras que adornan páginas académicas, y el devenir del tiempo sigue deshaciendo estatuas humanas en ciudades sin alma. Donde se les rinde homenaje a mortales, y se construyen sueños vacuos, y se premian las palabras colosales en un mundo miniatura de hechos. Donde impera el vicio, y se excluye la virtud. Donde se debe ser borrego de borregos, idiota de idiotas, marioneta de marionetas, esclavo de esclavos. Como animales sin alma. Donde sólo somos oleaje de este mar inclemente, donde se ahogan las vidas sin haber vivido. Y las arenas del tiempo corren y corren, en mudos remolinos. Donde de pronto naces, y de repente estás solo, en la puerta de la muerte. Así se desgrana la vida humana, como granos de maíz en manos ajenas.

Y, por si mueres sin haber vivido, al día siguiente, será mismo, y al siguiente día lo mismo. La creatividad de un alma libre, es la forma de sobrellevar esta rutidianidad impuesta.