Yojanna Victoria Agudelo Hurtado

Carta de consuelo

 

No puedo decir mi amigo que siento tu dolor por que no es así; siento mi propio dolor que se identifica con el tuyo como entrelazándose en momentos de angustia y des fortunio, también he visto los días sin color, deprimidos y agonizantes; he perdido todo como cuando la arena se desliza por entre los dedos, como si lo único que escuchara sin importar lo lindo que suene la música es un pitido constante que me hace perder el equilibrio. Siento mi dolor a través de tus ojos, y como se me paraliza el cuerpo a través de la noticia que tus oídos escucharon, ya seguramente estaba previsto pero nunca estamos preparados para tanta agonía.

Seguramente quedaremos marcados  por los recuerdos que nunca se irán, quedaremos marcados por el amor incondicional de quienes nunca esperamos perder pero que al final fueron los mismos que quisieron vernos grandes, gloriosos y victoriosos.

Termino con esto mi querido amigo; haya nos veremos Mamá, Abuela, Padre, Hermano mientras tanto seguiré con tu legado, caminare por los caminos que deseaste que yo caminara y Dios será ahora mi refugio, mi consuelo, mi Todo.