Danny McGee

UN AMANECER.

UN AMANECER.

Un amanecer en su mirada, un sol en sus mejillas, un leve viento sobre sus cabellos: todo eso había... había tiempo, una hermosa poesía que ella hacía que pasara por un sueño.

De frente al mar la encontraron mis ojos, colgada de la primera gaviota que se vio en ese verano. Era el mar para nosotros…: cada ola, cada espuma, cada huella que en la arena ambos íbamos dejando. 

Su voz era tan bella como lo era su silencio: sus palabras se abrazaban al celeste firmamento, coloreaban todo el día con la magia de quien iba a ser ancla de ese sueño.

De frente al mar la encontraron mis ojos, regada por la primera sonrisa que yo vi en ese verano. Era el mar para nosotros…: cada ola, cada espuma, cada barco que en la playa ambos íbamos mirando. 

Su voz era tan bella como lo era su silencio: mis palabras se abrazaban al celeste firmamento, coloreaban todo el día con la magia de quien iba a ser ancla de ese sueño.

Un amanecer en su mirada, un sol en sus mejillas, un leve viento sobre sus cabellos: todo eso había... había tiempo, una hermosa poesía que ella hacía que pasara por un sueño.