MARDON

DOS PARTES Y UN TODO

Dos partes que se integran en un todo,

brasas que ruedan por el árido desierto

iluminando la oscuridad del silencio 

como un eterno solsticio de verano. 

 

Camaleónicos seres pintando de colores

el gris oscuro que sombrea el atardecer,

buscando la verdad que se esconde bajo

la profundidad de sus ojos, acariciándose.

 

Reinan en la vaguedad del universo y a pesar

de ser tan minúsculos… se expanden

en una explosión sinigual de amor etéreo.

sellan sus labios en un encarnado pacto.

 

Entre vino y canciones se les va la vida,

memorables bohemias que atrapan

el tiempo en imborrables recuerdos,

que se atesoran en el corazón enclaustrado.