Ellie Woonlon

Poema de una isleña y un navegante

¡No voy a disculparme!  Porque no he hecho nada malo.

No voy a disculparme, pero siento que te debo algo...

No me perdones por hacerte sentir escuchado.

En cambio, te agradezco por darme esa cálida mano.

 

Desde aquí, veo cómo se aleja el velero,

llevándote cual palomo al viento, sin marcha atrás.

Escuché que no lo considerabas amistad, ¡puedo vivir con eso!

Pero no podría vivir sabiendo esto que tú no sabrás.

 

Entonces al cielo grité, rogando, lo que no sé si la brisa te susurró:

\"¡Como fanático a su autor, te escuché por una razón!;

no era un experimento o un tiro al aire ¡Oh, no!

¡Era la cercanía que me gustaba distar de tu corazón!\"

 

Desde mi isla de aguas claras, ayer te vi zarpar hacia la libertad

Si un amigo te da alas, y ve por ti, entonces es verdad.

Porque aunque estés en el más allá,

¡me alegra la esperanza de que serás feliz, con tanta dualidad!