Patunga

INMÓVIL Y HELADA

Mis versos sonarán en tu oído

como lanzas que atraviesan 

un triste cuerpo herido.

 

Versos hechos con mi sangre 

sangre roja de mis venas, 

sangre semejante a un mar

mar donde tu solías navegar.

 

Tu eres aquella barcaza vieja, 

que mi cuerpo hacía temblar,

abrazada al horizonte,

porque tu...........

conmigo no podías estar,

aferrada a aquel huracán

que la gente le llama viento,

pero en realidad es

ese maldito sentimiento

que de la nada nos quita el aliento.

 

Su imagen se convierte en un áncora inmovible

pues ya penetró aguas muy profundas,

aunque muera la tempestad y baje la marea, 

aunque perciba su cálido rostro en la arena 

estupefacta y aturdida  jamás podrá reaccionar.

 

La figura elegante se guardaba 

en ese cuerpo exámine 

que la mirada eterna

en el cielo tenía fijada,

aquella mujer etérea,

espectral y helada,

que tras la muerte

al fín no siente nada.