carlos penelas

Del aire y de la rama

Del aire y de la rama

 

 

En esta vaguedad el tedio mueve rostros.

Sin embargo, estamos mortalmente vivos,

aplazando una asfixia cotidiana.

¿A quién engaña este cielo,

este mar, estas flores, el abismo del sueño,

estos niños riendo en los parques?

¿De qué sirven veleros, pájaros dormidos,

faros en islas de ultramar?

Estamos rodeados  de espejismos, de exilios.

Intentamos recobrar arquetipos,

ciertas hechicerías, manos filiales,

la aureola en la palabra del padre.

Lo fortuito es parte del destino, del rito.

Lecho y esperanza son formas del engaño.

La agonía llega desde lo banal, desalentada.

Nos resta un gesto para el silencio.

Carlos Penelas