RICARDO FELIPE

VIEJO

No sé cómo empezar a decirte que te extraño un mundo, que suelo aplicar fórmulas en mi espacio y tiempo, con una leve esperanza de volver a besar tu frente, de retroceder mi vida y estar ahí a tu lado corriendo como todas las mañanas tras la estela de tus consejos, escuchando tu voz ruda, pero tan llena de sabiduría y experiencia de vida, inundándome de pensamientos extensos y de mucha fortaleza.
Suelo contar los minutos, como se cuentan las hojas caídas por culpa del viento, y no hay un solo momento en que se escape la profundidad de tu vida, gracias viejo, con tu sola existencia me regalaste todos mis motivos y una posibilidad de ahíncos y objetivos sinceros, con puro corazón para construir mi camino.
Dejame decirte padre del alma, que a pesar de la distancia, tú nunca te me has ido y que en mi más absoluto silencio tu voz arrulla mi amanecer.


Ricardo Felipe

Bardo