Eduh Siqueiros

En tus pupilas de fuego

Detrás de mi mueca de adobe,
una alegría se esconde con timidez,
soy abstraído, sin que me desvíe…
puedo darte la combinación si gustas,
la combinación secreta de mi caja fuerte,
ahí tengo guardada una mirada recién nacida,
la guardo para ti, para cuando tenga la fortuna
y podamos plantar juntos una azucena
en el jardín de la amistad, quizás…
quizás ahora me da un poco de timidez
decirte que pretendo esconderme bajo tu cama,
pero guardaré mi sinceridad, tú eres una dama,
sí, por ahora estoy triste, y es así como me conociste,
porque mi alegría juega por dentro a las escondidas,
hasta que tú te decidas tomar la forma del amor,
y a las paredes de mi corazón le des el color
y el olor de las flores que crecen en tus pupilas de fuego.


Más pesada que la redondez aquella
que el escarabajo empuja con pujanza,
es inmensamente mayor mi obscuridad,
es cuadrada, moribunda esperanza,
y subir con ella al automóvil, me fatiga…
te pienso, te recuerdo, aunque lo disimulo,
me pongo mi traje y me voy a mi labor,
y te busco, te añoro, que mi suspiro
se esconde entre rulo y rulo de tus cabellos,
no esperes que me muera,
si en tu maleta me llevas muerto,
el desconcierto soy porque contienes
tu beso anochecido
-un acompañante sordomudo de tu soledad-,
¿me arrancarás de tu vida?, no es verdad,
tu vida ya es mía… y mi vida es tuya,
porque sí, y ya.