Neptalí Aimacaña

Enero y Encuentro

 

La recuerdo de negro y castaño

como el cielo ya en últimas noches,

de negros sueños cubierta ese año,

la recuerdo por calma y reproches;

y por su sonrisa avergonzada

tanto quiero su forma apreciada.

 

Era de ella el rutilar, que amaba,

la ilusión incompleta en lo eterno

por la pose en su faz que adornaba

y Belleza quedó en ella interno

habitando su pecho ,adornada,

con su divina forma, agraviada.

 

Una tarde me dije: “recuerdo

el radiante mirar de un naciente,

a su pálida tez yo recuerdo

una tarde en mi tiempo creciente”.

También su forma canela al mirar

procurando por su encanto rimar.

 

Los pensamientos que hicieron crear

a mi psique incesante el anhelo,

desde sus halitos y esencias crear,

escenas ya hechas con desvelo,

por sus pasos dotados de garbo

y su cuerpo tomado por tango.

 

De tantos momentos evocados

ya Voluntad exclamó mi vigor

para que a sus ojos marchitados

llegase como gran deseo y clamor,

recuerdo recibirla en abrazos;

bien recuerdo sus rosados labios.

 

Y me dije: “Natalia, ¡ella brilla!

Cual un astro divino de seda

con temor y su gloria ya trina,

por beldad y virtud que te entrega

con su dulce momento dormida,

tanto más su fragancia sentida”.