franklin blanco

Silencio

Tal un viejo conocido te me acercas.

Siento tus pasos, ligeros un como soplo caminando tras de mí.

En estos días largos, tristes y calurosos,

me acompañas sin hablar, 

pues no existen palabras

ni frases escogidas o rebuscadas

que expresen lo que pienso o lo que siento.

Eres como un alma errante y solitaria.

La delgada hebra de paz que siempre quise,

pero que nunca tuve.

La brizna de paja que arrastra el viento.

El desnudo palpitar

de un corazón marchito hecho de luz

y condenado a la intemperie y a las sombras.

Entras tan adentro como cualquier pesadilla.

Recorres cada milímetro

de mi piel y en un segundo llegas a mis huesos

callado y muerto a la alegría.

Te pido que me hables, más nunca dices nada,

mueres con la lengua agarrotada

y para colmo lejos del camino. 

Como siempre, te veo deambular

terco, sólo y moribundo

atado a mi silencio.