Yamel Murillo

SUPERLATIVO

Sabio de cabellos marrón;
de serpentinas líneas
en señas áureas y plata...
me has abrumado de tu
peregrinación solar.
Consumiéndote
te llevo entrampado y mortal;
inmerso y agudo
por vagos seis sentidos.
Te conviertes repentino
en un séptimo.
Ríes y sales de mí...

Bajas...
Delirante, sofocador,
me navegas las venas.
Hundes preciso tu huella
en un camino sin fronteras.
Se asienta tu acantilado
en mis melancólicos bosques
silenciando intercambios
con secretos sonetos,
bebiéndome la sed
a buenos sorbos...

El beso oxigena
una palabra incierta.
Todo es luz al interior fraseo
y mi corazón en llamas
muerde la boca y sangra,
tomando la distancia innecesaria
para amar tu desnudez
colmada de un cuerdo amor
completamente loco.

El viento golpea mi espalda...
Tú no estás frente a mí
y se va.
Tu murmullo de lluvia larga
a través del paisaje desértico
se posa y se estremece
manso ante el deseo...
Deseo que esperará...
Esperaré...

Mientras
que no sólo
el dorso de la marea celeste se piensa,
mío es el polvo
de tus estrellas...
Jamás coraje le falta
y te elige.

Nunca anduve
equívoco el paso,
a pesar
de los dardos venenosos
disparados
al aire cabal,
al argumento tácito
de poseer tu alta verdad.

Tesoro de resguardo vas.

En el iris triste
se te alza apasionada
la dulce corola
redescubriéndome...
Porque lo sé,
iracundo desfallece tu eco
y te ausenta de la idea
de mi pureza
fuera de tu leyenda...
mas caes en cuenta
de tu mayorazgo
hasta el punto álgido
donde entremezclar
tu carne y mi raíz cúprica
en la que tocas
con vapor extenuado
al viento que florece
cual rosa y mandarina.

Soy en tu hilo de fuego
un espejismo muy superior
al mundo entero,
a mí misma...
al desespero consumador
de tu voz tardía,
sesgada en pausas
que estrepitosa acaricia.

Soy inerte paz
hasta que te sientes
rubor acrisolado,
hasta que te miras
tuyo por mío...
superlativo.


Viajo al nivel
del callado rumor
de tus falanges
prestidigitadoras.


Me bautizas verdadera
a tu destino definitivo...
hacia el desembarque
y el soltar de mis amarras.
La caída contundente
de tu ancla,
te arroja hasta allí...
tan adentro del sur
de toda mi existencia.

 

Yamel Murillo

 

Amantísimos.
Las Rocas del Castillo©
D.R. 2017