Eduh Siqueiros

Amas como amas

Retornos, huidas, interacciones que se difuminan,
humareda que se escabulle por intersticios,
todo mientras transito por los frontis de la eminencia
de tus quimeras y yergo en formas que carecen de precisión
desde la maleabilidad de tu mente, espectro
de un alma que nómadamente subsiste, sin vestigios
de los pasos en la ruta del caminante,
en mi umbra puedes hallar los milagros
para percibir mis aproximaciones, aunque con sordera
no reciba tu dicción, empero, aventajando al bisel
de las imperfecciones me troco etéreo,
disuelto en el céfiro transito cual átomo en el cosmos,
para estropear tus inhalaciones, para remarcar
en tus memorias las remembranzas
con las que desahuciadamente en tus pensamientos he de reconstruirme,
matando a la posibilidad de aquel día en el que me iré…
entre mieles de toxinas me interno en tus venas
recorriendo tu ser, inquietando tu sosiego,
hechizándote en el sortilegio que te desmantela,
soy en tu cuerpo ponzoña y en tu cielo luz
del astro que rompe el blasón de tu orgullo en abatimiento
que en este trance por el que intento alcanzarte,
inventaré siempre mil maneras para poseerte.


Pongo improntas en tu garganta, que preceden a tu boca,
para zarandear totalmente a tu integridad,
para inyectar con sutileza más vida a tu vida,
y aprehenderte en mi prisión, exhibir mi franqueza,
para cerciorarte de cuán sustancialmente eres vis para mí;
hacer mil recorridos digitalmente por tu dermis
que con sensibilidad atizan a tus desvaríos en un frenesí,
pintando ósculos sobre la suavidad de tus labios de color sangre,
extrayendo así a tu vida y devolviéndote la ensoñación
con el hálito de la existencia, para reiterar
una y otra vez, este acto de amar que estremece.


Como un aliento que se contiene tu numen
te aborda, mujer, plectros en camadas
arremeten en llamas que no te calcinan,
que sólo incendian tu integridad, con prohibición
están la calma y la impavidez en tu ser,
locuciones de lirismo asientes en balbucir
y entre sus enlaces te propones a revelar
aquello que sólo tus visores perciben,
enclaustras tu luminiscencia, y remueves
las alas que sostienen al agobio de tu inspiración,
en pos de tus sueños, para materializar
pronto lo que tanto pretendes conquistar.


La cuita domina tus entrañas,
porque albergas una intensidad de emociones,
se atizan todos tus anhelos
por saber de mí, porque me añoras,
debido a las horas van transcurriendo
sin intercambiar nuestras dicciones,
tu pensamiento se inunda de remembranzas;
amas como amas e impera en ti el descontento
mientras en lontananza permanecemos,
por esta deserción que nos damos;
tú, víctima de la beligerancia en la melancolía,
sin noticias mías, solamente te es plausible
que en cada sueño de la magnificencia de tu porfía
mi presencia onírica se haga viable,
alimentando así el anhelo de unirnos
en aquel día cuando yo a ti llegue... aguarda mujer,
en este trance no debemos sucumbir,
ninguno de los dos debe languidecerse,
reconstruye tus alas y mantente en vuelo,
hasta que se una tu cielo con mi cielo.


Cada vez que improvistamente, en soledad,
y transidamente en mis pensamientos te recree,
rememoraré las veces que por las noches
fuiste luna de mi océano, y en el trayecto
de mi andar fuiste sendero, sabré sin duda
que también irrumpiré en tus pensamientos,
porque me amas aunque no estamos juntos,
sé que me buscas de manera concienzuda,
lo sé, porque has sido la presencia de luz
en todas mis horas que carecieron de compañía,
te pienso y mientras este vida se me presta
te recuerdo siempre, mujer, día tras día.


Reconozco haber incurrido en yerros,
empero, sabes que te amo, si te dañé
fue sin percatarme en el acto, fue mi error,
lo sé, merezco una muerte a espada,
tanta plenitud emergió entre tú y yo,
luego se trocó lúgubremente con morbidez el ambiente,
mas no fue con intención, lo sabe Dios,
cometí un acto de felonía, pero fue sin conciencia,
si a tu corazón aprisioné, si me hice tuyo con fugacidad,
si mi sonoridad te acosa desde la oscuridad
en la habitación de los recuerdos, a este egoísmo
de crueldad venzamos y retomemos el entusiasmo,
para no seguirnos extrañando y amando
en la distancia, si aún me amas y te amo,
si aún me buscas y te busco, si yo muero
y también mueres… ¿qué estamos esperando?


De pronto irrumpí en tu mundo, de pronto
te atraje al mío, me troqué en un enigma,
te incité a develarme, querías hacerlo ya,
invertí la polaridad de cada hemisferio
de tu mundo e impuse las pulsaciones
en su cadencia de tu centro vital, oh tiernamente mía,
dejándote al punto de casi reventarte,
tu control de mando desconcerté con emociones
de novedad y con osadía rasgué tu mente,
desnudando poco a poco la virginidad de tu alma,
tus tactos, conexiones, ósculos… de tu cuerpo,
mas hoy que no estoy, sentimientos en desconcierto
de añoranza y placidez están por doquier…
recuerdos y complacencias por los hechos consumados.