Luis Adolfo Otero

PeticiĆ³n de un infeliz

Soy un infeliz, la encarnación de lo ínfimo.

Postrado me encuentro en esta banca buscando el olvido.

Envase de traslúcido que contiene el alivio,

derrama en mi boca el ardor del consuelo

 

Agua ardiente, lléname de valor,

¡desengáñame! niégame su naturaleza inherente.

Sonata de decepción, aleja su voz insistente,

martirízame con la falsedad de su amor.

 

Un sonido desafinado emana de mi interior

persiguiendo las ideas arrojadas por el altavoz.

Tropieza la lengua, camina desorientada,

confiesa claramente una vida desgraciada.

 

Remanente de esperanza, déjate someter

¡no sigas llorando el adiós del amanecer!

Descansa en tu lecho, solloza en silencio.

Deseo que mueras para verte renacer.

 

Laguna de somnolencia, ahoga los recuerdos,

arrastra feroz a la ingeniosa creadora.

Cántame sus risas, exprésame sus burlas

y yo mismo desecharé todos sus ruegos.

 

Su aroma sutil se suma al clima en penas,

la confundo con el sueño de ayer.

Me acerca a su seno, susurra manjares,

me pierdo en la serenidad de la homilía.

 

¡Sagaz! despierto del intolerable engaño

y veo de nuevo la sagrada tisana.

Envase traslúcido que contiene el alivio,

derrama en mi boca el ardor del consuelo.

 

Luis Adolfo Otero