Eduh Siqueiros

Juntemos nuestras almas

Siendo que en el amor nada se define,
siendo que en tu ser, mujer, él guarda su misterio,
ese que en tu esencia deíficamente está preso,
tu alma lo sabe, no obstante actúa cabalmente,
tú misma debes descubrir sus expresiones,
el amor es más que un sentimiento;
como hoy tu melancolía arremete en cada paso
y tu vacuidad te sumerge en la tristeza,
los nubarrones anublan tu misma presencia,
estás sin estar, el desasosiego te arrebata,
te lacera el escozor, el desconsuelo te aniquila,
pero está en ti revertir los daños de este suceso,
vuela ya, crea mundos de dicha con tu arte,
remóntate hacia la magia de los suelos del sur,
que en el austro te aguarda tu fiel amado,
quien desde el comienzo de la era te ha esperado.


¿Cómo puedo saber si me llevas a tu lado
cuando te encaminas, ser de belleza, por la vida?
¿Cómo saber si acaso no le has impedido
a mis ojos la visión de tu alma?
No sé cómo saber si aún mi piel roza con sutileza
la suavidad que conservas en tu faz,
no sé si aún le permites resueltamente con prontitud
a mis deseos recorrer la fertilidad de tu cuerpo;
dime, mujer, que aún mi boca duerme
en la proximidad de la tuya desde la comunión
de nuestros labios entre pétalos de rosa
y que mi sonoridad aún te causa estremecimientos,
confiésame que aún te acurrucas en mi cárcel,
que esbozas mi geometría en tus horas de fuego,
que en tus momentos -con ese delirio que se acrecienta-
tus ojos, en mi rostro, incrustan exaltaciones,
que en los míos te sumerges para hallar mi misterio,
que creamos un universo para morar sólo los dos,
dime que este arrobamiento lo consiente Dios,
dime que eres mía, aunque tenga que morirme.


Injertándonos en la fuerza que creó al universo,
que a su vez nos dió forma, y que a nuestra simbiosis fraguó,
somos dos sentimientos del que yergue el embeleso
del cielo por el cual se nos permitió nuestra cercanía,
juntemos nuestras almas para que descubramos
los porvenires que se nos ha destinado,
vayámonos llenos de la paciencia de nuestra entrega,
porque tenemos toda la eternidad para avanzar juntos,
degustemos sorbo a sorbo el licor de la sapiencia,
una y otra vez al tiempo que nos amamos,
y desde el centro de nuestros seres proyectemos
nuestra fuerza que porta divinidad en su naturaleza,
para que seamos indivisiblemente unidad, remontándonos en la gracilidad
de nuestro amor rumbo a la eternidad.


Es imprescindible, ser de belleza, merodear
en la claridad de este nuestro crepúsculo
e inusitadamente tener el elixir que mil historias nos contará,
mientras se retrasa el momento de la ruina,
es necesario que el cielo confluya con el suelo
y que me ofrezcas en tu alma alojamiento,
que selles sus rosetones, y que nos trasnochemos
en tu alcoba y a su vez a los temores bebamos
en una taza de café, que consintamos a nuestro minino
y que luego con premura desnudemos a nuestras almas
sumergiéndonos en la jungla de nuestros cuerpos,
para actuar en nuestra función como si fueramos hábiles
-ante la urgencia de un fin de semana y el inicio de la siguiente-,
a este caos le hacen falta compañías que no se esperan,
pero a mi alma le hace falta que tú estés presente.


Soy un torbellino de pasiones que irrumpo
en tu piel para injertarte el sortilegio del amor,
soy agitación con imantación y tu nombre vocifero
para esclavizarte con mi fervor que actúa inusualmente,
te has trasmutado en un hálito entre el céfiro;
mi devastación inconteniblemente abarcó tu pensamiento…
intentas llegar a mis fuerzas que te embelesan,
mas, si en mi pasión te revivificas: mueres por ella
en el mismo acto, mis fuegos en ti se introducen,
sientes las llamas de mi ser, pues me amas
y tu centro se estremece por llegar a mí;
ya cuando te sientes en el gobierno del arrebato,
temes acercarte al desconcierto de mis potencias,
he derribado tus murallas y te ves desprotegida,
te escabulles de mí al mismo tiempo que me buscas,
voy en pos de ti aunque en la persecución no me veas
y te trasmutas en la resonancia de tu avidez,
no podrás huir de mí, te aprisionaré en mi éxtasis
bajo la tempestad del delirio que emerge de mi fuego,
te envolveré dentro de mi bullicio inefablemente,
para forjar juntos el furor de un huracán.