Alejandro José Diaz Valero

Elogios a una maestra

Cuando corras tras un sueño sé prudente, no vaya a ser que éste se detenga, y lo hagas añicos cuando choques con él. (Alejandro Díaz)

 

Maestra, maestra,

yo quiero que usted sepa

que una mirada cristalina

y una voz arrulladora

me entusiasman y me animan

a estar en clases a toda hora;

su dulzura conmovedora

y esos gestos bonitos,

junto a su andar exquisito

me han vuelto el alma soñadora…

¡Muchacho! Que osadía tan perturbadora

esa que alberga tu mente;

¡Que grosero!, ¡Que insolente!,

hablaré con la Directora…

El niño silencioso llora

por el castigo que se avecina,

y entonces con furia mira

a su maestra otra vez,

y le dijo con ironía fina:

Eso es con la interina

Que estuvo ayer por usted.