Pablo Delgado

AMPARO

Enredados mis dedos en su pelo

intentando en vano retenerle

la inocencia y la frescura de niña

mientras duerme mi hija, crece.

 

En silencio acaricio su mejilla

y la miro, y la miro profundamente,

tratando de grabar su rostro

hasta que mis ojos me duelen.

 

Briosa criatura de rosadas mejillas

Indómita belleza de inasible amor

Tan graciosa niña de sueños tiernos

-Que se cuide el viento, que seré tifón.